Escena cotidiana:
– Chache! bájate al súper y trae zumos y aguas anda que se han acabado.
– OK! no problem, voy a ello.

Lo que parecía una tarea fácil se torna en un drama casi apocalíptico. Llego al stand de los zumos. Al niño le gustan de melocotón y de la marca Vida.  No hay, bueno, a ver, así que…. esto… mmm. ¿zumo o néctar de melocotón?

Si compro zumo y luego era néctar duermo en el sofá. Ai chalai  ya la hemos liao! ¿Pero cuál es la diferencia? No me lo puedo creer, con lo feliz que me había levantado. Voy a mirar de solucionar el tema del agua primero. Allá que voy. Esta sí es fácil. En casa bebemos Lanjarón. ¿Dónde está? Joer. Bueno voy a por otra a ver. Mmmm, ¿pero es de manantial o mineral? Jopeta, duermo en el sofá y me quedo sin cena… Y eso que solo me ha pedido un par de cosas.

A menudo nos preguntamos cuál es la diferencia entre lo que viene siendo zumo, néctar, agua mineral y agua de manantial. En este post intentaremos discernir cuál es el misterio y señalar las diferencias, y en todo caso, saber cuál es la mejor opción, basándonos en criterios de calidad-precio, más o menos saludable, más o menos adecuado para según qué dietas, etc.

¿Zumo o néctar?

Leyendo y leyendo, al final nos quedamos con que la auténtica diferencia estaría en la obtención y desarrollo de la bebida. Parece ser que la diferencia resumida es que el néctar es producido a través de fruta triturada a la cual se le añade agua, azúcares y otros ingredientes, como puede ser pulpa. En el caso de los néctares pues, habría que revisar la cantidad de zumo que lleva en porcentaje.

Para que nos hagamos una idea, un néctar tipo de cierta calidad como puede ser el Don Simón, anuncia un 60% de zumo.

En el caso del zumo, podríamos diferenciarlos, a grandes rasgos, entre los frescos y los obtenidos a partir de concentrado. Los frescos se obtienen directamente del proceso de exprimido, sin conservantes ni colorantes, por lo que generalmente han de ser conservados en el frigo y no aguantan demasiado tiempo. En el caso de los obtenidos de concentrado, duran bastante más y en ningún caso deberían llevar más agua de la que se le quita en el proceso inicial de concentración.

En resumidas cuentas, entendemos, que los azúcares añadidos le conferirían un sabor más agradable y dulce al néctar pero distorsionaría el sabor de las frutas, y no estaría especialmente recomendado para dietas por su mayor contenido calórico. A partir de aquí, para gustos, colores.

¿Agua mineral o agua de manantial?

Aquí la cosa está bastante más clara. Extraemos de Botanical-Online el siguiente texto:

Aguas de manantial: Suelen ser aguas potables procedentes de una fuente (a veces de la misma red de distribución de aguas) que han sido sometidas a un proceso de potabilización y filtrado especial para hacerlas aptas para el consumo y proporcionarles mejor sabor y eliminarles posibles olores. Muchas veces se le suele añadir anhídrido carbónico.

Aguas minerales: Se consideran aguas minerales aquellas que proceden de un manantial subterráneo protegido y, a diferencia de otro tipo de aguas, presentan una riqueza constante de minerales no inferior a 250 partes por millón, siendo estos minerales de procedencia natural y no añadida. El embotellamiento debe producirse en su lugar de origen y el agua debe estar libre de microbios patógenos sin que se le aplique ningún tratamiento.”

Parece que la diferencia en cuanto a calidad por tanto es bastante notable. En el caso de algunas dietas, y sobre todo en el caso del agua indicada para bebés está especialmente indicada el agua de mineralización muy débil. Esta característica se puede ver claramente en la etiqueta. Aunque habitualmente los fabricantes lo indican como característica, se pueden distinguir a partir de la cantidad de residuo seco que contengan (fuente: todopapas):

  • Aguas de mineralización muy débil: residuo seco de hasta 50 mg/l
  • Aguas de mineralización débil: residuo seco de hasta 500 mg/l
  • Aguas de mineralización fuerte: residuo seco superior a 1500 mg/l

Subjetivamente hablando, para comprar agua de manantial entonces la bebemos del grifo, no? Aunque claro, también es cierto que a veces tiene un sabor bastante horripilante…

Espero haberos sido de ayuda cocinillas. Hasta la próxima!

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Un comentario

  1. Me ha encantado la entrada, ya que muchas veces no sabemos la diferencia en las bebidas y la verdad que a veces son muchas.
    Yo prefiero los zumos antes que los nectares, el sabor cambia muchísimo, aun que si podemos pedir siempre son mejores los naturales 🙂
    No sabia que había tantas diferencias en el agua, ahora cada vez pida una, no podré evitar ver la etiqueta

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